La glandula tiroides es un órgano ubicado en el cuello que produce hormonas vitales. Estas hormonas regulan nuestro metabolismo basal y actúan en casi todas las células del cuerpo. Su función es estimular el metabolismo energético a nivel de las células. También son importantes para el crecimiento y la diferenciación. El yodo es necesario para la formación de hormonas tiroideas. En el caso de un suministro insuficiente de yodo, estas hormonas no pueden ser producidas. Esta deficiencia hormonal se registra en nuestra glándula pituitaria donde en consecuencia se libera la hormona de control TSH, que se supone que estimula la glándula tiroides para que produzca más hormonas tiroideas. Sin embargo, una liberación excesiva de TSH conduce al crecimiento de la tiroides y puede desarrollarse el llamado bocio (bocio). La forma de la tiroides se puede examinar palpando el cuello. Un bocio pronunciado es visible.
En el diagnóstico por imágenes, se utiliza principalmente la ecografía y la gammagrafía para una estudio más amplio en caso de bultos y trastornos funcionales de la glándula tiroidea. La tomografía computarizada y la tomografía por resonancia magnética también se utilizan para preguntas especiales. Una punción con aguja fina para obtener muestras para un estudio citológico. Se utiliza una biopsia para obtener muestras para un examen histológico. Estos exámenes más especiales se llevan a cabo en una consulta especializada de radiología o endocrinólogia. Los niveles de T3 y T4 libres, así como los niveles de TSH y tiroglobulina, se pueden determinar en el laboratorio. Para estudiar casos más especiales, se pueden solicitar más parámetros de laboratorio como por ejemplo anticuerpos específicos. Si encontramos un agrandamiento de la glándula tiroidea durante el examen físico, dicho hallazgo se aclara aún más mediante un estudio ecográfico.